9.9.09

ciudades efímeras

este texto lo escribí el año 2003. ayer recuperé antiguos archivos que pensé había perdido al morir mi disco duro.



CIUDADES EFÍMERAS de Sergio Belinchón

Es posible ver como el paisaje contemporáneo hoy, se observa inquietante debido al fenómeno de la rentabilidad máxima del espacio privado y de la multiplicación en el paisaje natural de los instrumentos impuestos en el avance tecnológico de las ciudades, donde la construcción arquitectónica dibuja nuevos volúmenes construyendo así, nuevos paisajes. Y al decir ésto, no me refiero solamente a la forma. Las fotografías que componen la serie Ciudades Efímeras resultan ser un contundente análisis visual y poético de la cuidad y de esa arquitectura que la construye. Belinchón revela la alteración del paisaje en su constante transformación urbana.

Sucede que la fotografía, sea simple documento o imagen consciente de su fuerza poética, tiene un papel decisivo en esta relación ciudad-paisaje-arquitectura, ya que el extraordinario potencial estético de la presentación de las cosas reales, comunes, cotidianas, hace que ésta pueda proporcionar las informaciones que hacen falta al ciudadano común, logrando así, funcionar también como instrumento que lleve a la conciencia y a la reflexión sobre los valores y el significado del espacio urbano contemporáneo.

Lo que el fotógrafo refleja de este nuevo paisaje es su deshumanización, capturando complejos turísticos y edificaciones del extrarradio. La característica de ambos paisajes es la intervención urbanística hiperacelerada y desproporcionada. Aquella donde comienza a desaparecer la naturaleza pero tampoco acaba de convertirse en ciudad. Aquellas que los urbanistas llaman no-lugares. Y La desolación se instaura en este paisaje porque existe el rastro de la prescencia humana, pero no la reconocemos, entonces la imagen deviene casi agónica cuando comprendemos que no la vemos porque está ausente. Y la ausencia remite un tanto a melancolía. Es por todas estas razones que la fotografía de Belinchón resulta inquietante. Es por esto que su trabajo no habla solamente de forma.

Lo cierto es que nuestra ciudad se ha vuelto más borrosa porque ha ganado complejidad. Al parecer, el real significado de la ciudad se pierde ya que cuanto más se habla de ella, menos se entiende. Las fotografías de Belinchón nos remiten poéticamente a esta situación y dejándonos ver también como la arquitectura ha modificado nuestra relación con el paisaje. El paisaje ya no es un lugar de recogimiento. El paisaje ha dejado de ser en el Arte, un espacio unicamente contemplativo.

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