12.4.14

mostrar a los otros lo que otros no miran


Me abren la puerta y yo entro. 

Una vez dentro, me entrego 100% a la tarea que con el paso del tiempo y con propia dedicación he ido afinando. Observo la distribución de tus objetos, de tus pertenencias y voy imaginando las decisiones que has atravesado para ubicarlos allí, y como no, de paso, voy hilando los cuentos que posiblemente han propiciado esas elecciones. No todas adquieren la misma intensidad.
Mientras observo siento transitar mentalmente por tus porqué, por tus cómo, tus dónde y tus cuándo. Y el con quien, o con quienes te han acompañado.

Entro sin pedir permiso buscando pistas que me permitan construir mi relato de ti. 

Miro tus fotos, observo tus libros, voy por tu música, y a veces logro observar la disposición de tu ropa. Observo tus paredes y lo que hay colgado de ellas, a veces me gusta, otras no, lo que me importa es que nadie decora sus paredes con casualidad. Me gusta probar un poco de la crema que llevas puesta. Reviso tu cocina pensando en la disposición de cada uno de los objetos que construyen el lugar. Si logro entrar, hecho un vistazo general a la disposición de tu habitación. Igual penetrar en esa intimidad me cuesta un poco más. Repaso el lugar que ocupan tus plantas, esperando que se trate de un lugar especial.