23.3.09

#2_gego_


barcelona, españa, enero 2009

de la serie: yo interpreto
(ejercicios visuales acerca de la relación entre arte y vida)

20.3.09

en los límites del museo: el efecto MACBA


Según lo que logro percibir en opinión del pueblo, al museo le falta espectacularidad y le sobra hermetismo. Y lo cierto es que, lo que sucede en su interior solo interesa a un grupo (no menor) de personas culturalmente activas, además de los turistas que a diario lo visitan. En cambio, lo que sucede fuera congrega la atención general.

Llevo tiempo observándolo y el caso es que, la historia no tiene desperdicio. De aquí en adelante le llamaré, el artista.

(No tengo ni idea de nada más de lo que el acto de observar me ha permitido y para ser sincera el resto de los detalles no me interesan demasiado)

No sé exactamente desde hace cuanto tiempo veo a el artista instalado allí, podría hablar de varios meses atrás. Al principio, lo encontré con lo mínimo; unas pocas telas, colores y unos cuantos pinceles. En ese tiempo aún pintaba sentado con las telas encima de sus piernas cruzadas y mientras a su costado el grupo de los "sin techo" montaban su propia fiesta, él no paraba de pintar, completamente ensimismado en la faena. La escena no tardó en llamar mi atención.

(No comentaré su trabajo ya que se trata de un estilo de pintura que en estos tiempos se parece más a un souvenir africano que a una pieza de autor; y esto es parte de otra conversación)

Y así pasaron los días, entre trayectos por la calle Montalegre me topé decenas de veces con el artista, hasta que terminé por darme cuenta de que también pertenecía al resto del grupo que habían hecho de la fachada del museo, su hogar. Él continuaba permaneciendo fuera de la fiesta y hermético, como el museo, no paraba de pintar. Alguna vez intercambió palabras con algún otro al que como a mi aquello lo hizo detenerse. Alguna vez salió corriendo cuando los de limpieza municipal llegaban a limpiar el lugar provistos de potentes chorros de agua capaces de tumbar a cualquiera.

(Jamás se me ha ocurrido hablar con él. Estoy segura de que ello desmontaría muchos detalles de esta historia y no estoy convencida de querer que suceda, entre otras cosas, porque es lo más cercano al romanticismo que practico últimamente)

Y no tardaron en llegar los turistas que saliendo invadidos del baño cultural del MACBA encontraban un buen sitio donde satisfacer sus necesidades artísticas. Todo parecía un tanto exótico y particular. Un día, mientras pasábamos por ahí, Natalia me hablaba con un poco de indignación del valor de aquellas pinturas. Ella lo sabía porque alguna vez quiso comprar una para su novio, cosa que finalmente nunca llegó a suceder. Ahora su inserción acelerada en el mercado del arte barcelonés a pie de museo, resultaba de fábula. El trabajo de el artista ya no solo interesaba a turistas.

Durante una caminata nocturna me percaté de que sus telas se transformaban durante la noche, en material de construcción -y de contención-, ayudándolo a crear el espacio donde poder dormir. El atril también era utilizado para esta función.

(Y otra vez ante mis ojos nuevas maneras de hacer y de pensar la relación entre "Arte y Vida")

En mi último encuentro, unos días atrás, la postal era francamente fascinante, de repente todo parecía sacado del manual de "Cómo ser artista y no morir en el intento". Sábado a mediodía, el artista había montado su vivienda y oficina bajo la extensa fachada izquierda del MACBA; su dormitorio (de día desmontado), su taller (con su atril, sus pinceles y un cuadro a medio hacer) y su propia galería (con sus pinturas ordenadas en clave exposición). Probablemente la popularidad adquirida le permitió ganar terreno y desterrar al resto del grupo, a quien sabe donde.

(Espacio público utilizado como espacio privado, y espacio privado accionado en lo público. Sin querer queriendo, el artista funciona en ambos sentidos)

Me divierto mientras lo observo vender y pienso en el juegos de significados de todo lo que veo activarse. Pienso en la dialéctica de lo de adentro y lo de fuera, pienso en la gestión v/s la autogestión, pienso en el arte popular v/s el arte de élite, pienso en la galería estática v/s la galería móvil, pienso en el valor del arte, pienso en la visibilidad, pienso en las oportunidades, pienso en las estrategias, pienso en los criterios de gusto y fundamentalmente pienso en lo irónico de toda esta estructura de vida montada en las faldas de uno de los museos más importantes y contemporáneos del mundo. Así, como si nada.

(Lo de el artista es un acto de supervivencia y pienso en el arte, que de alguna forma, también lo es)

Y entre patinadores, las novias y los amigos de los patinadores, la gente "sin techo", los vendedores ambulantes, los grupos de jóvenes filipinos que practican sus coreografías frente a los enormes cristales, turistas y no turistas, los límites del museo se han ampliando y no es posible analizar el fenómeno MACBA sin tener en consideración también todo aquello que sucede alrededor de sus muros.

12.3.09

las cosas pequeñas exigen lentitud

(breve texto oral a propósito de cruzeiro do sul de cildo meireles)

10.3.09

#1_matthew barney_


barcelona, españa, julio 2008

de la serie: yo interpreto
(ejercicios visuales acerca de la relación entre arte y vida)

4.3.09

ninguna novedad: los espacios son de quienes los habitan


Desde que cayeron en mis manos los dos únicos ejemplares de apartamento, an everyday life interiors magazine, no dejo de pensar en todo acerca de la idea de pertenencia y del habitar. Partiré del comienzo.

Tras pasar largas horas en la biblioteca (y recordando aquella práctica que tanto me gustaba), buscando actualizar información, sucedió qué la revista que llamó mi atención la encontré fuera de ella. Estaba en casa de mi amiga Liron, donde mi dirigí posteriormente a recoger los documentos que me permitirían empadronarme* en la dirección de su casa ya que en la mía era imposible. Necesitaba solucionar este trámite para poder recoger mi recién estrenado pasaporte como ciudadana española. No lloré cuando me lo entregaron, pero casi, han sido demasiados años de malas prácticas administrativas y burocráticas intentando permanecer en este país.
[ * Inscripción de una persona en la lista de los habitantes de una población hecha por las autoridades. ]

apartamento (que hizo cordiales mis largos minutos de trámites), es una publicación que merodea espacios que habitan diferentes personas. Entrevistas, textos autorales breves, escritos acerca del trabajo de otros, trabajos de algunos e imágenes convertidas en relatos visuales. Habitar, en el sentido más amplio del término. Voyeurismo en estado puro. Espacios tan íntimos que me da pudor notar como los enfrento; mi orden de lectura es en función de los espacios que más me gustan y para ello lo primero, es mirar las fotografías para luego dar paso a la lectura del texto que cierra el círculo armoniosamente. La banda de apartamento toca correctamente los instrumentos y a veces, hasta se salen.

Hay bastante poesía visual y como adoro eso. Quiero visitar todos esos espacios, quiero encender su ordenador, trabajar allí un rato, prepararme algo de comer, beber una copa de vino, hurgar un poco entre sus objetos, regar sus plantas y ojalá, hasta poder echarme una siesta antes de acabar la visita. Existe una hamaca fantástica en un patio de NY y una cama “soñada” en París y un filodendro de 12 años en Milán y una vista aérea desde una terraza en Ámsterdam por la que mataría. Incluso en ocasiones, cuando dejo de levantar la cabeza entre número y número del mostrador, logro la tele-transportación. Y eso, también lo adoro.

Espacios ajenos y a veces, historias comunes. No solo de espacios vive el hombre, pero queda claro que nos gusta construirlos, o mejor aún, necesitamos hacerlo porque de alguna manera también, nos vamos construyendo a nosotros mismos. Por medio de encantadoras colaboraciones y con una cuidadosa dirección de arte, apartamento entra en el espacio más intimo y personal; la casa, la morada, el hogar. Desde aquí se cuecen los más diversos relatos en torno al ser y al estar. Al parecer, pertenecemos cuando habitamos.

Con respecto al voyeurismo debo reconocer que sufro de síndrome facebookeano-myspaceano y me jode, pero estoy en proceso de asumirlo. Allí voy con los procesos. En la era de la espectacularidad y de la sobre-información mis acaloradas conversaciones a pie de barra se desarrollan en torno a las particulares y un tanto morbosas nuevas redes de contacto y como éstas han logrado modificar nuestros modos de sociabilizar. En este sentido, lo relativo a la intimidad y la privacidad me interesa porque, tengo claro que lo real está completamente alterado. Y me pregunto porqué apartamento cae bien parado en esta discusión.

Entonces, refiriéndome a la pertenencia y el habitar, esto de convertirme de repente en ciudadana española me genera dudas frente a preguntas que no son ninguna novedad: ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿a dónde terminaré yendo?, ¿con quiénes estaré?, ¿que lugares habitaré?, y otras tantas más. La respuesta de a donde pertenecemos, en un iluminado estado de madurez, dirá: “perteneces a todos los lugares donde has vivido y a todos los lugares que en ese camino, has podido habitar”. Sí, ya lo sabía, el gran tema es cuando comienzas a preguntarte por aquello que aún no has habitado, is not easy, dude!. Y otros iluminados dirán que “el lugar donde uno nace, es el lugar donde uno quiere morir”. Yo no lo tengo muy claro, ya que pienso que desearía morir en el lugar donde he sido más feliz, y espero sinceramente que ese lugar esté aún por descubrir, como tantos otros espacios aún me falten por habitar.

Y para finalizar, bajo estas líneas, una fotografía desde mi apartamento.


1.3.09

contra la discriminación positiva


Solo recuerdo haber llorado en dos ocasiones observando un trabajo artístico y coincidentemente las dos han sido en el mismo lugar. La primera fue durante mi último trabajo en Dies de Dansa, mientras María Stamenkovic bailaba y la segunda ha sido ayer, con Kiki Smith en su exposición Her Memory.

La razón por la que hablo de mis sentimientos no devela más que una de esas extrañas y deliciosas coincidencias que me permiten accionar la escritura.

Sin complejos para utilizar la palabra belleza, Her Memory es una de las exposiciones más hermosas que he tenido la oportunidad de ver. Desde la sutileza formal de cada una de las piezas que la componen hasta la capacidad de la autora para materializar en obra, conceptos tan fundamentales en el arte……y como no, aquellos que forman parte también de la vida misma.

El recorrido de la exposición presenta distintos estados en tanto que, distintas etapas de la vida. Y de la vida de una mujer, claro está, es Kiki Smith, una transmisora incansable del universo de esa mujer y de los fantasmas que en él habitan.

Asquerosamente femenina, su trabajo formal es delicado y frágil. Dibujos de papel natural, papel intervenido, recortado, pegado, manipulado y vuelto a pegar, capas que remiten a pieles y decenas de sillas también de papel, despojadas de su función utilitaria, imposibles de ocupar. Y flores, muchas flores.

Y todo se trata de ciclos y de la transmisión de la experiencia. Carne vieja, arrugas que indican el paso del tiempo, mujeres que levantan su mano en una acto que puede ser de reflectar o de rechazar, y la luz, que funciona como hilo conductor mediante distintas maneras de representarla; bombillas que no iluminan pero que brillan, vidrios blancos semitransparentes que parecen estar flotando en medio de la sala como si se tratase de ventanas de sueños que se abren frente a la vista de uno, y vidrios reflectantes que son utilizados como lienzos y que al ser observados plasman el cuerpo deformado de quien los mira.

Y como existe la luz, existe también la sombra.

Y la sombra nos lleva a la muerte, es entonces que entiendo que las flores -objeto femenino por excelencia-, son la correcta representación del ciclo de la mujer. Y la muerte, sigue rondando por ahí.

Kiki Smith juega con la apariencia y es ello quizás lo que apretó mi corazón. Como una bofetada que no esperas recibir, allí está Her Memory recordándote la complejidad de la experiencia femenina, y diciéndote: “hola, soy mujer, por lo tanto esta exposición va de mujeres y probablemente solo para mujeres, ¿existe algún problema?

Y ahí está uno, soltando lágrimas frente a una obra que habla de la transmisión de la experiencia, de la fragilidad del todo, del dar y recibir, del tiempo y del espacio, de la transparencia y la oscuridad, de la vida y nuevamente también, de la muerte.

Y esto al fin y al cabo, no se trata solo de mujeres.