20.3.09

en los límites del museo: el efecto MACBA


Según lo que logro percibir en opinión del pueblo, al museo le falta espectacularidad y le sobra hermetismo. Y lo cierto es que, lo que sucede en su interior solo interesa a un grupo (no menor) de personas culturalmente activas, además de los turistas que a diario lo visitan. En cambio, lo que sucede fuera congrega la atención general.

Llevo tiempo observándolo y el caso es que, la historia no tiene desperdicio. De aquí en adelante le llamaré, el artista.

(No tengo ni idea de nada más de lo que el acto de observar me ha permitido y para ser sincera el resto de los detalles no me interesan demasiado)

No sé exactamente desde hace cuanto tiempo veo a el artista instalado allí, podría hablar de varios meses atrás. Al principio, lo encontré con lo mínimo; unas pocas telas, colores y unos cuantos pinceles. En ese tiempo aún pintaba sentado con las telas encima de sus piernas cruzadas y mientras a su costado el grupo de los "sin techo" montaban su propia fiesta, él no paraba de pintar, completamente ensimismado en la faena. La escena no tardó en llamar mi atención.

(No comentaré su trabajo ya que se trata de un estilo de pintura que en estos tiempos se parece más a un souvenir africano que a una pieza de autor; y esto es parte de otra conversación)

Y así pasaron los días, entre trayectos por la calle Montalegre me topé decenas de veces con el artista, hasta que terminé por darme cuenta de que también pertenecía al resto del grupo que habían hecho de la fachada del museo, su hogar. Él continuaba permaneciendo fuera de la fiesta y hermético, como el museo, no paraba de pintar. Alguna vez intercambió palabras con algún otro al que como a mi aquello lo hizo detenerse. Alguna vez salió corriendo cuando los de limpieza municipal llegaban a limpiar el lugar provistos de potentes chorros de agua capaces de tumbar a cualquiera.

(Jamás se me ha ocurrido hablar con él. Estoy segura de que ello desmontaría muchos detalles de esta historia y no estoy convencida de querer que suceda, entre otras cosas, porque es lo más cercano al romanticismo que practico últimamente)

Y no tardaron en llegar los turistas que saliendo invadidos del baño cultural del MACBA encontraban un buen sitio donde satisfacer sus necesidades artísticas. Todo parecía un tanto exótico y particular. Un día, mientras pasábamos por ahí, Natalia me hablaba con un poco de indignación del valor de aquellas pinturas. Ella lo sabía porque alguna vez quiso comprar una para su novio, cosa que finalmente nunca llegó a suceder. Ahora su inserción acelerada en el mercado del arte barcelonés a pie de museo, resultaba de fábula. El trabajo de el artista ya no solo interesaba a turistas.

Durante una caminata nocturna me percaté de que sus telas se transformaban durante la noche, en material de construcción -y de contención-, ayudándolo a crear el espacio donde poder dormir. El atril también era utilizado para esta función.

(Y otra vez ante mis ojos nuevas maneras de hacer y de pensar la relación entre "Arte y Vida")

En mi último encuentro, unos días atrás, la postal era francamente fascinante, de repente todo parecía sacado del manual de "Cómo ser artista y no morir en el intento". Sábado a mediodía, el artista había montado su vivienda y oficina bajo la extensa fachada izquierda del MACBA; su dormitorio (de día desmontado), su taller (con su atril, sus pinceles y un cuadro a medio hacer) y su propia galería (con sus pinturas ordenadas en clave exposición). Probablemente la popularidad adquirida le permitió ganar terreno y desterrar al resto del grupo, a quien sabe donde.

(Espacio público utilizado como espacio privado, y espacio privado accionado en lo público. Sin querer queriendo, el artista funciona en ambos sentidos)

Me divierto mientras lo observo vender y pienso en el juegos de significados de todo lo que veo activarse. Pienso en la dialéctica de lo de adentro y lo de fuera, pienso en la gestión v/s la autogestión, pienso en el arte popular v/s el arte de élite, pienso en la galería estática v/s la galería móvil, pienso en el valor del arte, pienso en la visibilidad, pienso en las oportunidades, pienso en las estrategias, pienso en los criterios de gusto y fundamentalmente pienso en lo irónico de toda esta estructura de vida montada en las faldas de uno de los museos más importantes y contemporáneos del mundo. Así, como si nada.

(Lo de el artista es un acto de supervivencia y pienso en el arte, que de alguna forma, también lo es)

Y entre patinadores, las novias y los amigos de los patinadores, la gente "sin techo", los vendedores ambulantes, los grupos de jóvenes filipinos que practican sus coreografías frente a los enormes cristales, turistas y no turistas, los límites del museo se han ampliando y no es posible analizar el fenómeno MACBA sin tener en consideración también todo aquello que sucede alrededor de sus muros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tengo tantas observaciones dentro el mismo orden de percepciones, que me parece no menor el hecho de publicar sobre esto y de reflexionar un poquito!.., “lo casual, lo espontáneo y lo no menor”, es algo en lo que conversaremos algún día!....gracias baby
negra

jose antonio dijo...

excelente!
soy fan tuyo y espero pronto del "artista!.
comprale un atela antes que subannn!!!